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Reducción de la Polución del Agua

Modelo de Reglamentación Centroamericana del Tratamiento de Aguas Residuales

La contaminación del agua es un problema en toda la región del DR-CAFTA. Las descargas industriales a menudo no están reguladas, y el suelo erosionado transporta fertilizantes, plaguicidas y contaminantes que se lixivian de vertederos de desechos sólidos, municipales e industriales, en masas de agua. Para ayudar a los países en sus esfuerzos por reducir la contaminación del agua, la Agencia para la Protección Ambiental de los EE. UU. (EPA, por sus siglas en inglés) está apoyando un programa de seis años para implementar un Modelo de Reglamentación Centroamericana para el Tratamiento de Aguas Residuales.

Una reglamentación de la contaminación por aguas residuales, consistente en toda la región, emparejará las reglas de juego económicas para las empresas e inversionistas. Habiendo dicho eso, la implementación de la reglamentación “modelo” involucra establecer un programa regulatorio basado en la plantilla sugerida, pero con modificaciones para acoplarse a las necesidades reales de cada país.


Planta de tratamiento de agua operada por la Administración Nacional de Acueductos y Alcantarillado de El Salvador

Mediante su Acuerdo de Cooperación con la Comisión Centroamericana de Ambiente y Desarrollo (CCAD), USAID provee los recursos de la Cooperación Ambiental del DR-CAFTA para la implementación del Modelo de Reglamentación Centroamericana.

Para controlar la contaminación del agua, EPA recomienda que los países:

  • identifiquen a todas las entidades que actualmente vierten residuos en masas de agua y, luego, vigilen lo que vierten;

  • mejoren la capacidad de los laboratorios para medir con exactitud los vertidos y la calidad del agua, y obtengan resultados jurídicamente admisibles como prueba;

  • diseñen un programa de permisos para controlar los vertidos;

  • creen una infraestructura de cumplimiento para hacer valer estos permisos;

  • aumenten la participación del público, y

  • mejoren el manejo de las cuencas hidrográficas; por ejemplo, la reducción de la escorrentía agrícola mediante la siembra de vegetación que actúe como zonas de amortiguación absorbente antes de que la escorrentía llegue a un lago.

El emprender todas estas medidas constituye una meta ambiciosa, y tendrá que pasar algún tiempo antes de que se consolide la estructura de control regulatorio. Los ministerios de ambiente y salud pública, autoridades de acueductos y alcantarillados, municipalidades, cámaras de comercio y otros actores claves, deben trabajar juntos, tanto en los países como en la región, para mejorar el manejo de las aguas residuales.

Este proceso ya comenzó y continúa paso a paso. La EPA ha organizado consultas y reuniones en toda la región y ha sostenido numerosas conferencias telefónicas con representantes de la instituciones. Algunos resultados preliminares:

  • Costa Rica: Un borrador de memorando de entendimiento o convenio entre los ministerios de salud y ambiente y las autoridades de acueductos y alcantarillados para mejorar las actividades de aplicación y cumplimiento; revisión del material de los cursos para inspectores de aguas residuales; sesiones con inspectores locales; revisión de propuestas regulatorias para abordar el manejo y evacuación del fango de alcantarillado.

  • Honduras: Cambios en las reglamentaciones propuestas para clarificar algunas de las medidas y corregir inconsistencias; un borrador de formulario para solicitar permisos para verter aguas residuales y redacción del lenguaje legal para una solicitud de descargas para instalaciones nuevas o existentes; enmiendas al convenio propuesto para asegura consistencia, y el inicio de un borrador de guía para la implementación
 
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